Pérdida auditiva
A medida que envejece, es normal que se produzca cierta pérdida auditiva (sordera). Sin embargo, la exposición a largo plazo a ruidos fuertes puede acelerar esta pérdida. Más que la capacidad de escuchar, usted pierde la capacidad de captar la intensidad de los sonidos. También pierde la capacidad de escuchar ciertos tipos de sonidos. Por ejemplo, tal vez no pueda escuchar algunos de los sonidos agudos de la voz de un niño o de una alarma de incendios.
Pérdida normal
A medida que envejecemos, las diminutas células ciliadas del interior del oído experimentan cambios. También podrían verse afectadas las células nerviosas, que forman parte del oído interno. Esto se conoce como presbiacusia. La mayoría de las personas no se da cuenta de la pérdida normal de la audición hasta alcanzar la mediana edad. Otras podrían no notarla hasta muy tarde en sus vidas. Se trata de un proceso que suele ocurrir lentamente y sin dolor.
Pérdida acelerada
La exposición a ruidos fuertes puede causar una pérdida breve de la audición y un zumbido en los oídos que se denomina tinnitus. Si su exposición fue breve, es posible que se recupere. No obstante, la exposición diaria puede afectar su audición para siempre.
El ruido no solo afecta la audición
¿Sabía que los ruidos fuertes pueden afectar todo su cuerpo? Los ruidos fuertes pueden:
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Aumentar la presión arterial
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Alterar los patrones de sueño
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Provocar tensión muscular
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Producir estrés emocional
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Afectar la digestión
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